jueves, 3 de mayo de 2012
La primera caída
Cuando llegó Jesús a este sitio, ya no podía andar; como los solados tiraban de Él y lo empujaban sin misericordia, cayó a lo largo contra esa piedra y la Cruz cayó a su lado. Los verdugos se detuvieron, llenándolo de imprecaciones y pegándole; en vano Jesús tendía la mano para que le ayudasen, exclamando: "¡Ah, presto se acabará todo!", y rogó por sus verdugos; mas los fariseos gritaron: "¡Levantadlo, si no morirá en nuestras manos!". A los dos lados del camino había mujeres llorando y niños asustados. Sostenido por un socorro sobrenatural, Jesús levantó la cabeza y aquellos hombres atroces, en lugar de aliviar sus tormentos, le pusieron la corona de espinas.
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